viernes, octubre 16, 2009

EcoHabitar nº 23. Otoño 2009

Editorial
Este otoño se presenta ameno, por lo que no creo que nos aburramos en este sector. Está plagado de eventos interesantes y lo que se percibe es un impulso renovado que entra con fuerza. Aparte de los que va a estar presente EcoHabitar (os los indicamos en el recuadro de “Citas con EcoHabitar”) van a celebrarse otros congresos, ferias , encuentros, talleres y cursos que ponen de relieve que las inquietudes medio ambientales, cada vez son más potentes, en el sector de la construcción.

Nos ha dejado el último gran alarife de nuestro tiempo, un alquimista de la cal aérea en pasta, como le gustaba denominarla. Don Emilio Quiles, el maestro estucador, que, a muchos de nosotros, nos enseñó a amar este mundo blanco, se fue el pasado 1 de Junio, en Sevilla, rápido y sin avisar.
Han sido 79 años en la trinchera, luchando por devolver la honra y el prestigio y enmendar una gran injusticia, como tantas otras, a un modelo y a una filosofía de construir nuestros cobijos desde la naturalidad y el conocimiento ancestral.
Un luchador antisistema que mimaba la cal, su mundo y su historia y que consiguió, con su empeño y fuerza, que otros le siguiéramos en la lucha por dignificar este conocimiento.
Trabajó toda su vida en el mundo la construcción, inclinándose por la restauración y el conocimiento desaparecido, sobre todo en las tradicionales, y casi olvidadas, técnicas con la cal aérea en pasta, a partir de 1961. Esa era su pasión y su caballo de batalla ante una cultura donde impera el reino gris y mediocre del cemento.
No se cansaba de denunciar los vicios de una sociedad enferma, ni se cansaba de denunciar la pérdida de la dignidad profesional en el sector de la construcción; incluso le detuvieron por decirle a la Directora de Bellas Artes que ella no restauraba edificios, los destruía. Defendía los valores de la lealtad, el honor y la ética, como un caballero medieval. Defendía lo natural y lo simple, sin complicaciones, porque durante más de 8 mil años ha demostrado que funciona, frente al mundo globalizado, corporativista y frío del cemento.
El pasado mes de Abril, en Mallorca, en las jornadas que el Foro Ibérico de la Cal organizó, estuve con él, junto a otros compañeros, oyendo sus agudos y expertos comentarios; asistía ilusionado a un encuentro donde el protagonista era ese material blanco, untuoso, que, por pura alquimia, se transforma de sólido a líquido y luego otra vez a sólido, y que ha servido durante milenios, para que los seres humanos tengan cobijo; un encuentro donde se sentaron las bases para dignificar el mundo de la cal.
Era consciente de que, tras muchos años de lucha y en solitario, ya no estaba sólo en esta cruzada y que las gentes del mundo de la bioconstrucción le apreciaban y valoraban sus conocimientos como así lo expresó en varias ocasiones.
Se ha ido un maestro para muchos y el último de los grandes alarifes. Hasta siempre amigo Emilio.

Toni Marín

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